Por Daniel Toia
Esta zona, según mapas antiguos obrantes en el Archivo General de la Nación (AGN), era atravesada por un antiguo camino que unía Rosario – Córdoba, antes de la creación del Ferrocarril Central Argentino y que se denominaba “Camino del Despunte” o “Camino del Rosario”. Es difícil precisarlo, pero quizá este camino haya sido trazado por los catalanes Juan Rusiñol y Joaquín Fillol, fundadores de las “Mensajerías Nacionales Iniciadoras” apoyados por el Gobierno de la Confederación presidido por Justo José de Urquiza, allá por 1854. Se realizaban dos viajes redondos por mes de Rosario a Córdoba, con una duración de tres días. Cada pasajero debía llevar lo necesario para comer y beber, dado que en el trayecto no existían las Postas, o había muy pocas de ellas. Esta sociedad no prosperó y en 1858 se hizo cargo de las mismas el riojano Timoteo Gordillo, quien mejoró notablemente el servicio, trazando un nuevo camino e instalando una línea de Postas para la atención de carruajes y pasajeros.
En este mapa de Laberge de 1867 vemos claramente el “Camino del Despunte” (el del centro) que en la “Posta de las Totoras” se divide en tres, el de arriba cruzaba a una legua hacia el este de donde hoy se encuentra Las Rosas, el del centro que atravesaba por donde actualmente se sitúa Montes de Oca y el de más abajo, pasaba por la “Posta de Las Parejas”, “Tortugas” y se dirigía a “Espinillo”. Este último, es el camino conocido como “Camino del Progreso” o “Camino de Gordillo”, donde se observan las Postas creadas por éste.
En este Mapa Córdoba de Thompson de 1871, también se observa del lado santafesino el Camino del Rosario, solo falta el tercer camino que se dirigía hacia el norte.
En el Mapa Mural de Peuser de principios del Siglo XX, es donde más claramente se observa el camino mencionado, tocando el punto donde ya figuraba el pueblo Montes de Oca.
Seguramente dicho mapa, fue trazado sobre otro más antiguo, ya que pueden notarse las divisiones políticas de cada Distrito como existen actualmente.
Estos parajes mencionados anteriormente como el “Pago de las tortugas”, fueron tierras fiscales que con los años fueron pasando de mano en mano por diferentes propietarios, tan solo con fines de renta. Mientras tanto eran visitadas por los indios Querandíes con fines de caza, dado a que estas tierras por entonces estaban pobladas de venados, vizcachas, liebres y ñandúes entre otros animales de la fauna silvestre, como así lo demuestran la gran cantidad de objetos de piedra, como bolas arrojadizas o de boleadoras, que encontraron los primeros colonos al llegar a este sitio, que a medida que iban labrando la tierra virgen aparecían todas estas piezas indígenas diseminadas por los campos.
Es de suponer que fueron los Querandíes, ya que existen referencias de que solían llegar hasta las primeras estribaciones de las sierras de Córdoba, y seguro allí se proveerían de dichos elementos. Aunque nunca se asentaron aquí, seguramente por no tener cursos de agua permanente donde proveerse, ya que el arroyo mencionado como también la cuenca que lo alimenta es muy salobre. No hay referencias de ataque de “malones” de los Pampas, ya que no existían en las cercanías poblaciones que pudieran atraerlos, como sí solían hacerlo en el tan temido “Camino del Sur” descripto por Estanislao Zeballos y que daba cuenta de las incursiones de éstos sobre las desguarnecidas Postas del Camino Real, de Buenos Aires al Alto Perú. Aunque hay referencias de ataques con toma de cautivas, a la por entonces incipiente colonia de Tortugas, hechos citados por el historiador Daniel Perazzo en su libro “Historia de Tortugas”.