por Daniel Martínez Llull
Si bien los aborígenes tenían sus sendas demarcadas, sobre todo en la parte Norte del país donde se hacía sentir la influencia incaica, no siempre estas vías de comunicación servían a los intereses de los conquistadores.
Nuestra zona era atravesada en sentido Sur-Norte por dos de estos caminos. No se puede establecer a ciencia cierta en qué Siglo surgieron, aunque es muy probable que la razón de su existencia se deba a las numerosas incursiones que los aborígenes hacían a los poblados de la costa del río Carcarañá y, si es así, deben ser posteriores al Siglo XVI.
Según el plano que Lucio V. Mansilla inserta en su obra “Una excursión a los indios Ranqueles”, el primero nacía en las inmediaciones del punto donde actualmente se unen los límites de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires (pleno territorio indígena hasta el Siglo XIX) y después de recorrer un largo trecho con rumbo Norte llegaba a Loreto (en las inmediaciones de Maggiolo, SF) y seguía con idéntico sentido hasta conectar este punto con San José de la Esquina (SF). Por supuesto que no son pocos los partes militares de Comandantes de Fortines que citan a los aborígenes arriando ganado por esta senda con destino a tierra adentro.
El segundo, con nombre propio, nacía en la laguna de Langheló y se dirigía a la laguna Las Tunas (entre Arias y Alejo Ledesma) por lo que era conocido como Rastrillada de Las Tunas.
Después de atravesar esta zona pasaba a sólo cinco kilómetros al Oeste de donde ahora se levanta General Baldissera e iba a morir en Saladillo. Esta rastrillada fue descubierta por los Maestres de Campo Ventura Echeverría y Diego de las Casas en 1779 durante la expedición que levantó el Fortín Las Tunas.
Un tercer camino, que también recorría la zona de Norte a Sur, era el que conectaba Saladillo con La Carlota bordeando el río Saladillo por su ribera Oeste que era más segura.
En sentido Este-Oste también la zona era atravesada por tres caminos. El más importante, incluso para la historia argentina, era conocido como Camino Real al Alto Perú. Sus huellas fueron las conductoras de la comunicación y comercio con gran parte del Interior del país. Sobre él ocurrieron un sin fin de hechos históricos y varias personalidades de la historia argentina lo transitaron. En nuestra zona costeaba por el sur al río Carcarañá desde San José de la Esquina hasta Saladillo y fue demarcado en 1585 por la expedición Camara-Mitre que se encarga de señalizar las postas y tambos (1).
Originalmente el tráfico Buenos Aires-Cuyo se realizaba pasando por Córdoba y Río Cuarto, pero hacia 1620 surge la alternativa de acortar el trayecto desviándose los viajeros del Camino Real al Perú en Saladillo o en Melincué‚ con lo que podríamos decir que surge el segundo camino en importancia que atravesaba la zona, el “Camino Real al Reyno de Chile”, “Camino del Sur” o “Camino de las Pampas”.
La primera alternativa consistía en hacer el viaje de Buenos Aires hasta Saladillo (pasando por San José de la Esquina y Cruz Alta). Luego, siguiendo el curso del río Saladillo por el Oeste, se tocaba La Carlota, Río Cuarto, San Luis, Mendoza y, cruzando la Cordillera de Los Andes, el camino iba a morir en Santiago de Chile. La segunda alternativa residía en tomar rumbo Oeste al llegar a Melincué y atravesar luego los Campos del Venado Tuerto pasando por las inmediaciones de Arias y Alejo Ledesma (aún inexistentes). Al llegar a La Carlota se seguía el trayecto hacia Chile antes descrito.
Este último recorrido no ofrecía seguridad a las arrias y convoyes de carretas ya que a unos pocos kilómetros hacia el Sur de donde él transcurría era territorio dominado por los aborígenes y resultaba casi común que los viajeros fueran asaltados y más de una vez ultimados por los naturales.
Por esa razón surgieron los fortines que, con su empalizada reforzada por tunas de largas espinas y todo esto asegurado por un foso alrededor, aislaba y daba cierta seguridad a quienes permanecían en su interior. En 1726 se funda el de la Cruz Alta y la Guardia de la Esquina (San José de la Esquina). Y en 1780 los de Saladillo y Las Tunas (entre Arias y Alejo Ledesma) los cuales funcionaron también como punto de recaudación pues el Virrey Vértiz resuelve cobrar un derecho de tránsito (o peaje) a “…todos los efectos de la tierra o de Castilla que se conduzcan por los caminos de la Frontera del Sauce [La Carlota] o del Saladillo [para] servir indistintamente para la construcción, municiones de guerra y dotación de ambos fuertes…” (sic)(2).
Los comerciantes que por el Camino a Chile transportaban sus mercaderías vieron encarecerse sus productos y protestaron seriamente pero se hizo caso omiso de sus reclamos. Es de suponer que, ante la persistencia del gravamen que se sigue cobrando
hasta 1790, optaron por una ruta alternativa. Y así, esquivando el punto de recaudación del Fortín Las Tunas por el Norte (ya que por el Sur se caería en manos de los aborígenes) y sin acercarse demasiado a Saladillo, nació un nuevo camino que atravesaba la zona, el Camino del Medio (3).
Este camino tenía un recorrido en forma de media luna: desprendiéndose del que venía de Buenos Aires en Melincué con rumbo Noroeste, transcurría al Sur de las actuales localidades de Murphy, Gödeken y Chañar Ladeado en donde torcía hacia el Oeste y pasaba muy cerca de Colonia Italiana, Isla Verde y Monte Maíz para cruzar el río Saladillo y costearlo por el Norte hasta llegar a La Carlota en donde se incorporaba nuevamente a la carrera hacia Chile.
¿Por qué se llamaba “Camino del Medio”? Justamente por estar ubicado en medio del Camino Real al Perú, que transcurría al Norte de éste, y el Camino Real a Cuyo y Reyno de Chile, que pasaba por el Sur.
No fue un camino de vital importancia para la historia nacional como lo fue la carrera al Perú, aunque figura en los mapas provinciales levantados en 1865, 1871 y 1883, pero sí para la historia de nuestra región. Varios de los parajes situados a su vera dieron nombres a los actuales pueblos como la Cañada del Ucle, el Quirquincho, los Corrales de Bustos o Chañar Ladeado, la Población de la Isla Verde o el Monte del Maíz.
Más de una vez los malones lo usaron para moverse entre uno y otro punto de la zona como lo prueba una carta fechada en La Carlota el 28 de Noviembre de 1813 en la cual el Comandante de la Frontera Sud, Andrés de Paz informa al Gobernador de la Provincia, Francisco Xavier Viana, que “Habiéndome dado parte por el capataz de un arria, en el camino del medio, […] una partida de indios que se había internado en la parte de Melincué, le habían quitado 45 mulas mansas.”(4).
Con la llegada de la agricultura, el alambrado de los campos y el ferrocarril, el Camino del Medio se borraría, incluso hasta de la memoria de los habitantes de la Pampa…
LOS CAMINOS DE NUESTRA REGIÓN
Daniel Martínez Llull
(1) BARBERO, Estela R. – Cruz Alta, tres siglos de historia. – Cruz Alta : La Municipalidad, 1990.
(2) Transcripto por BISCHOFF, Efraín. – En: Historia del Saladillo de Ruiz Diaz. – Córdoba : Marcos Lerner Editora, 1990. – p. 20.
(3) GOBBATO, Santiago. – Una hipótesis acerca del nombre de Corral de Bustos. – Corral de Bustos : Semanario Páginas del 30/09/1977, p. 10
(4) Transcripta en Historias del Corral de Bustos 1: Los orígenes. Ediciones CDB, 1985, p. 14.
BIBLIOGRAFÍA NO CITADA EN LAS NOTAS AL PIE
MARTINEZ LLULL, Daniel. – Colonia Italiana : tierra de labriegos inmigrantes. – Colonia Italiana : La Municipalidad, 1996
MARTINEZ LLULL, Daniel. – De política, militares y malones : la repoblación del Fortín Las Tunas. – Corral de Bustos-Ifflinger : CDB, 2001.
RIVAS, Marcos P. – Historia de Guardia de la Esquina. – En: Anuario Nº 3 del Instituto de Investigaciones Históricas, p. 20.
NUÑEZ, Marta. – Arias… en sus cien años de vida. – Arias : [La Municipalidad], 1989.
VARIOS. – General Baldissera : Un nombre… un pueblo… una historia centenaria. – General Baldissera : La Municipalidad, 1997.